El Diletante Guacho Fané

En el seno del sufrimiento hallé el sendero secreto del deleite...

jueves, septiembre 28, 2006

jueves, 28/09

eso que ayer me pegué un descoque... hoy, arriba a las 6, con 2 huevo´ ASÍ...

miércoles, septiembre 27, 2006

Los inconvenientes del flash (va con moraleja)

“Dedicado a los textos que crecen expansivamente”


Resulta que a eso de las once venía caminando (los lunes suelo volver caminando de la facu y más ahora que está primaverando), bajando el puente de San Martín para hacerme el que estoy en contacto con las clases más bajas, dado que ahí se han estado instalando los cartoneros desde hace algunos años, cuando por debajo del puente, viniendo del lado oeste de la avenida San Martín, se asomaba un hombre grande de edad, arrastrando su carro enorme, con la posición inclinada hacia delante, ojos al suelo, de la postura de esfuerzo de arrastre. El tipo con la cabeza gacha, cuando escuchó que yo venía bajando la escalera con una caroncha de contento despreciable, me miró de reojo, y sólo mirándome, desde ahí abajo, hizo que yo me sintiera sucio, ajeno (opuestamente a mis propósitos) y con un poco de miedo también, e hizo que cambiara de gesto y que me alejase, ahora, caminando todo circunspecto como cuando sos chico y vas a comer a la casa de algún compañerito por primera vez y, haciendo caso a todo lo que tu mamá te dijo en la puerta de tu casa antes de salir, te ofrecés, una vez terminada la cena, almuerzo, o lo que fuere, a levantar la mesa y eso sumado a que, aparte, insitís y que, inclusive, lo hacés. Así, caminando todo circunspecto a paso leve y raudo, como de hada, me iba alejando cuando detrás de mí escucho un repentino ruidito estridente que resultó ser proveniente, no del señor que acababa de cruzarme, sino de alguna chapa de una bicicleta que se me aparecía desde el mismo lugar que antes el cartonero, solo que ahora yo lo había dejado atrás y ya estaba del otro lado del alambrado de las vías, con un flaco arriba que venía pelotudeando con su celular. Conservé mi circunspección y algo de mi miedito creció, me di vuelta habiendo dado ese leve pantallazo que describí en la anterior oración y enseguida imposté un tranquilo, un caminante sereno. Cuando pasó por mi lado no lo miré ya que sabía que él me miraba, así como sabía que solo tenía que esperar piola, ya que una vez que me hubiera pasado quedaba regalado, de tiro para que yo puediera escrutarlo a mi placer. Fue así, solo que él se demoró. En el momento en que lo pesqué mirándome, pensé: “vos venís del oeste y acá el más veloz pistolero soy yo”; y fue cuando entonces retiró su mirada. De los ojos bajé con violencia hacia las zapatillas (entiéndase que yo quería saber enseguida a quien tenía enfrente) que calzaba que eran unas shox TL3 (modelo J.J.S.) blancas con los resortes verdes medio flúo y gris, y de ahí un paneo general ascendente observando una bermuda en color caqui oscurito simil Legacy, en talle, digamos, correcto, lo cual nos habla lo mismo sobre la personalidad y nos revela cierta seña sociológica que si el talle fuere notoriamente más grande o que si fuera “achupinado”, una chomba en azul francia medio como las que usa cualquier tipo que uno pueda considerar un goma, y cuando llego a la cara hallo que el muchacho se encuentra prolijamente afeitado (destacando con énfasis el prolijamente) con una especie de barbita finita que cierra en candado y que es sostenida por una típica cara de salame. Esta visión me deja tranquilo y me distiendo hasta lo natural e incluso pienso que él debería tener más miedo que yo, aún cuando sea verdad que yo tenga una cara como para competirle parejo, pero sobre todo porque el otro, en su conjunto corroboraba la hipótesis de la cara, y en cambio yo, en mi conjunto, si hay algo que puedo decir sin remorderme por la entonación arrogante, es que tengo aire de cheronca pillo. Entonces es cuando decido, en un acto muy debatido internamente por Yo y mi rastacuer, que debo ser piadoso como exige el slogan de “amor al prójimo”, dejarlo huir en paz y agachar la cabeza para volver a colgar tranquilo como cuando venía bajando del puente, y es, también, que se desarrolla lo que me trae a contar esto: a los aproximadamente 3 metros que me habrá sacado de distancia, yo sufro otro acto de atentado contra mi flash al escuchar un nuevo ruidito, esta vez menos barulloso, y apenas levanto la vista veo que se le ha caido el celular al gil este de la bici, lo cual me provoca el siguiente pensamiento a la velocidad del tren rápido que pasa a eso de las siete y media de la tarde, pegado al cementerio de Chacarita, por la vía de enfrente de mi casa, en Paternal:
JA!JA!Aestepuedohacerleunchiste!
Una vez que se frenó, como ya dije, algunos pasos más hacia delante, cuando está retrocediendo, arranco un pique corto procurando que suene fuerte el ruido de mi pie cuando apoya en el asfalto, avanzo hasta mitad de camino entre el lugar en que me encontraba y el celular en el piso, y con un freno brusco y también ruidoso, me detengo. El tipo que venía retrocediendo arriba de su bicicleta, ya medio agachado, inclinado a un nivel bajo, lo que lo obligaba a levantar su pie derecho (buscaba el teléfono por su zurda), al asustarse por mi satírico amague de ataque, me miró, trastabillando que no le daban las patas a causa del movimiento reflejo de retirarse de la dirección que viene el ataque, con los ojos bien abiertos y llevados contra el techo del orificio ocular desde ahí abajo, y yo pude alegrarme fugazmente con su expresión de cagazo hasta que el tipo se calló y quedó medio enredado debajo de la bici.

martes, septiembre 26, 2006

el espíritu de la primavera o el lenguaje?

vamos

miércoles, septiembre 20, 2006

miércoles, último cantar de víspera

19 y 20/09/06

saliendo de la facultad me entra el bajón por el momento de relax previo a la entrada . indispensable conseguir un kiosco antes de subir al bondi: voy al primero y no venden, camino 60 metros y en el segundo la vieja demora mucho atendiendo al tipo que encima está por pagar con 20... 60 metros más, cruzando, me voy hasta el último: tampoco venden . me vuelvo al anteúltimo y digo un “hola” que se oye clarito para que la doña aparezca desde el fondo y se acerque a la ventanita . contento con mi bombón-helado-con-mani todo se vuelve más fácil de ver: “esto se resuelve caminando hasta casa”

cuando llego a la cima del puente ya me había metido el helado en la cara; desde la noche y con su paroxismo iluminativo, abriéndole un balazo al telón que cierra el este, se acerca un redondel chumbando para que yo sienta que ese piso elevado no me sostiene.

así, absolutamente: al bajar hace falta doblar siempre a la izquierda para buscar el refugio que expande toda vía hacia sus lados . caminando por esas calles escucho que alguien chifla pero como voy colgado, me olvido de darme vuelta por si acaso es para mi...
compro un kilo para que toda mi familia coma helado porque, como dice la matriarca, “el clima se presta” y a razón de que muchas veces me desespera lo inconstante, con un clima barrilete y todo, existe algo que yo quisiera regalarles.-
por la angosta callecita del costado de las vías voy con el kilo en la bolsita y parezco una caperuza en medio del bosque . sobre todo cuando veo un palo borracho todo estallado de bolas blancas . quisiera llevarme una de esas pelotas que son más grandes que un puño, impecables, entonces es por eso que me quedo 10 minutos tirando piedras al cielo . si, mas o menos 10 minutos hasta el momento en que le pego desde abajo a una que revienta en una lluvia blanca y detenida . cuando cae, me llevo un puñado de algodón en la mano y juego con él entre los dedos durante una cuadra entera . son las doce cuando entro en casa y mi vieja me hizo milanesas con ensalada . yo ceno mientras ellos comen el helado que se ablanda en una atmósfera de amparo .



anexo (recogiendo datos para la narración):
mail n° 1:
gorda, cómo se llama el árbol que saca algodón?
palo borracho?
ayer cuando venía de comprar el helado, había uno lleno de pompones
hermoso

mail n° 2:
Exacto, es el Palo Borracho =

Hay varias variedades de Palo Borracho = El mas lindo es el Panzon, si , tiene una flor rosada grande y hermosa, despues le sale la fruta con una caparazon bien verde y cuando se empieza abrir aparece el algodon y la cascara del fruto se pone marron =

En la plaza San Martin hay varios muy , pero muy grandes, deben tener muchos años =

muy rico ese helado,bye

que mi mamá diga “varias variedades” a mi me parece muy bien, está?

martes, septiembre 19, 2006

canciones de víspera

primavera

Sobre una débil masa blanca fosforecen
capturados relámpagos, lejos del calor
mudo que nos tortura en este moridero.

Débiles gracias insonoras de otros milenios
se resquebrajan en momentáneas estridencias
lumínicas de un arte
ideal, de un festín individual.

de Daniel Durand, en El cielo de Boedo

domingo, septiembre 17, 2006

conversación

borrón en vísperas de primavera

yo quería ser poeta bucólico
para poder escribir

con los sauces crinudos galopando
la yegua del cielo abierto los palmerales aborígenes
con sus rostros juncosos

para que la hembra más brava
de Ñan-du-bay-sal-gay-ven-ga-ti-va-tá-vi-ca
desplegando la inundación de los brillos originales
por los ojos dorados relumbrando a la acción de la pelambre en las cejas
de su carne de aceituna

y por la negrura activa que pulsa dormida
de ebriedad en los sedimentos que adornan las paredes
de mis venas y que estalla de baile de reencuentro en los poros
de mi cabeza

el agua reclama y si dice luna lo mismo
dice sol y solo dice infinitud
desde siempre en el lugar de la música total

contestación:

me atravesaba un río!, me atravesaba un río!
yo decirle
hube que la urbe es mi ubre
que con sus reflujos de fernete me empetrola y
si a la vuelta siempre me exhibía inerme
la caterva sierva se plantaba acerba


ah! y yo hube...
querido decirle-decía en pos de un pasado a post
eriori infiera,incandescentes ósculos los
de la fiera

que si vamos es a abjuración a abdicación
¡inclaudicaNción!

que si iba, si iba
y no atajaba pues no especulía
.
.
haverme si se comprende
yo le decía vení a usted a la que ya no la conozco

martes, septiembre 12, 2006

martes, temprano...

A quien corresponda esta inopinada inopia, esta inicua inocuidad en mis últimos desvelos:
Rulo


Voy a renovar la palabra arbitraria efectuando el nuevo recorte, flexible y necesariamente ambivalente, en el espectro multiforme de los conceptos. El hilo conductor de esta historia parece hallarse en el Fuerte Apache. Los sabios desembarcan para realizar un estudio acerca del ejercicio de un juego milenario en los suburbios más desangrados de la decadencia suburbana de la época. Documentan, extraen conclusiones y ventajas económicas a la vez que ganan un rédito científico imbuidos en fragantes licores de caridad. El cacique de los percusionistas suma los ritmos con señas de sus manos, marca los repiques, indica conservar el tempo a los graves, anuncia en tres vueltas la ruptura, tres dedos al cielo para el goce, quiebra y entonces el timbal se corta solo y se despliega. La tribu responde poseída sus convulsas interpretaciones. Cuando comienzan las preguntas, comienza la incomunicación. En las canarias, un silbido ancestral atraviesa el aire verde de las colinas. Vertiendo la esperanza en los hábitos de pastoreo, soplan atávicamente el silbo gomero y esperan la más vieja novedad con su cuota de enseñanza magistral. El desprecio a la raza les dicta la necesidad de rescatar una porción de lo constante, una idea divina. Su nuevo error ha sido buscar lo que inventaron. Los eruditos provistos de corazón abren el campo de batalla: carne, piel y los principios opuestos en beligerancia. El rito dictado por los nuevos dioses opresores.
Por fin, han vuelto los profetas y son un coro herético subido a sus shoxs. Las voces curtidas golpean contra el techo de la noche blanca sus rugidos desgarrados de risa. La violencia original y reconciliadora con el ser mismo, el choque de la carne. Fuera de la palabras pareciera no haber retorno. La risa por el llanto, lo alto por lo bajo y la fusión de todas las cosas para el latido del universo en su fluir.

jueves, septiembre 07, 2006

jueves mi(a)nimal !!

07/09/06

agito los 2 sobrecitos
juntos los corto y vierto el azucar
dentro de mi taza de mickey

ahora le mando el saquito
y para cerrar
la leche en polvo

voy hechándole el agua caliente
a un ritmo continuo, pero leve

(prohibido decir en un poema
“sin prisa y sin pausa”)

observando la espumita que
se produjo pienso: Gustavo,
sos un esteta del mate cocido!

miércoles, septiembre 06, 2006

un superproducción fotográfica, una reseña y un poema

"(...)Lamborghini también trabajó una resistencia contra el lenguaje que se tenía que hablar. Es la otra cara del tono de ese locutor optimista que en los noticieros de época repasaba los triunfos de la Argentina de Perón. Sí, tal vez una parte de la Argentina alguna vez fue feliz, pero la condición de la vida es otra cosa. Y en esto el autor de Circus se cruza con Céline, Beckett, Giannuzzi y otros "malos muchachos" . Pase lo que pase, esté el gobierno que esté, la condición humana es un infierno trágico. Una mala broma. Claro que en Céline, en Arlt o en Giannuzzi casi no hay lugar para el humor. En Lamborghini, en cambio, el horror, a determinado nivel de ebullición se convierte en risa. En carcajada dantesca. El mundo es un puto circus. Nos reímos o nos volvemos locos.(...)"

En el corredor del hospital // J. O. Giannuzzi

En el orden frío la escena
estaba prevista: una puerta se abrió en el corredor
como una respuesta decisiva. Una enfermera
aleteó; el médico
se desentendió del mal absoluto
al sacarse los anteojos.
La banalidad de la desgracia, este olor
que nunca olvidaré. Una mujer aulló
en alguna parte, como una vida
saltando de su eje. Y el recién muerto
-ese corto circuito en el sistema-
-gozó una especie de continuación.
Hasta que las sábanas otra vez se alisaron
y todo volvió a su propia burocracia.

sábado, septiembre 02, 2006

Ojos claros, serenos

"Es una cuestión de que este puntito acá me está sosteniendo todo esto y, no, no puedo prescindir"

Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

Gutierre de Cetina