El Diletante Guacho Fané

En el seno del sufrimiento hallé el sendero secreto del deleite...

jueves, febrero 14, 2008


- ¿Cuál sería hoy la función del poeta en nuestra sociedad?

- Yo diría, como Artaud o como Césaire, que la poesía está unida ahora a la revolución. En el sentido de las transformaciones. Porque le poeta obra con el lenguaje mismo para apresar esa realidad que es muy fluida y confluyente, y que es también contradictoria. Y debe asimismo modificar todas las convenciones comunes de la comunicación. Se está así frente a una revolución en el lenguaje que puede incidir después en otros planos de la transformación en tanto toca otros planos de la concepción de la realidad o de su percepción en los lectores u oyentes. No olvidemos que el hombre está en la prehistoria, no ha penetrado en la verdadera historia, y el poeta está comprometido en esa tarea.

- Usted me habló del destino del poeta como semejante al del héroe.

- Sí, porque la cuestión es vencer el miedo, es quemarse, dándose, que viene a ser otra manera de perderse, o de madurar o de recobrar, en forma que no se refiere estrictamente a la vida, pero sí, a no sé que forma de existencia. El héroe muere por una cosa, supera la llama, el poeta al quemar ese momento de oscuridad y de luz también.

un almismo ayoico

- ¿Y qué es Dios para usted? ¿Cómo se lo imagina?

- Puede ser una manera de designar lo que no conocemos. Nosotros lo sentimos, sí, indudablemente. Pero yo me lo imagino fuera de esas figuraciones tradicionales o confesionales. Podría estar más cerca del sentido oriental de Brama, una palabra que define lo desconocido, lo divino, si se quiere. Los orientales decían que cada partícula de materia está llena de espíritu.


- Es casi una apreciación científica, ¿verdad?

- ¡Tiene su verificación científica! Ahora con las investigaciones que se han hecho en el átomo, se llega hasta los electrones, el neutrino, sí, que es la última palabra. Pero, mucho más allá, se sospechan elementos más inasibles aún, casi espirituales, ¿me entiende? Es decir, la materia se resuelve en espíritu. Como decían los orientales, “cada partícula está cargada de espíritu”. Nosotros en Occidente hacemos una diferencia un poco escolar entre materia y espíritu, ¿no?

lo que yo quise decir: una preeminencia de matices

- No trato de volver al acaso estéril enfrentamiento entre arte y ciencia, ¿pero no cree usted que son dos caminos particulares para captar la realidad...?

- Sí, es preciso no enfrentar el arte y la ciencia, pero también es innegable que son dos vías. El artista tiende a la sensibilidad y el científico obra por concepto, por abstracción, cuya historia, diremos así, va determinando lo que se llama “tradición científica”, que es la base para la investigación de ciertas zonas limitadas de la realidad. ¿Cuáles son esas zonas? Aquellas que son aprehensibles por cierto tipo de conocimiento. Pero las matemáticas y la química, y aún la filosofía, están determinadas, en lo profundo, por la intuición que, tal como señalara Einstein, es de tipo poético. Quiere decir entonces que el científico y el artista en ese aspecto de la intuición se juntan. Las diferencias entre el conocimiento científico y el artístico creo están dadas en la actitud o el método. El científico se coloca en la posición de valerse como instrumento de la abstracción del concepto. El poeta es la sensación, la intuición y a veces la imaginación, que es también muy importante en la captación del objeto.
Pero aún en el conocimiento conceptual no existe la separación o abstracción absoluta, se mantiene siempre, subsiste, una participación subjetiva. Diríamos, finalmente, que se trata de una preeminencia de matices entre la intuición y el concepto o, como dijera Dante, entre el amor y la inteligencia. Él decía amor en ese sentido de la intuición, que es a la vez inteligencia. Y la inteligencia a su vez es amor.

- Lo específico de la poesía, entonces...

- No sabemos cómo nos toca la poesía, pero sí que ella se expresa en mil formas; está en el crecimiento de todo, como el amor. También sabemos, como explica muy bien Pavese, y antes Croce y otros, que la poesía es conocimiento por vía de la intuición, por contacto o inmersión en cierto misterio por el que uno se siente tocado o atraído. Y el misterio atrae porque requiere, para mostrarse como misterio, cierta luz, cierta iluminación, cierta música, cierto estado de tensión entre determinadas zonas de la realidad que vincula al misterio con la actitud del poeta, y genera entre ambos una atracción recíproca. A poesía quiere revelar ese misterio, inaccesible al conocimiento puramente intelectual o científico, y ese objeto de conocimiento se expresa, se sugiere, accede a un plano en cierto modo sensible, por medio de la palabra. Y también de la música, que para mí ha sido muy importante. La palabra y el sonido están penetrados, como instrumentos, de eso que hace que uno sienta la sensación de haber aprehendido el conocimiento. Claro que para que tal cosa ocurra debe suceder algo con lo que llamamos inteligencia: tiene que abrirse, sensibilizarse, arder, como decían los místicos españoles. Esa inteligencia ardiente sería la que puede tomar y consumir una zona de la realidad e iluminarla. Pero en última instancia no se trata solamente de la inteligencia: Blondel decía que se puede hacer poesía con todo el cuerpo. Digamos mejor: con todo el ser.



al tanteo, articulaciones
para develar o reproducir
el continuo:

un sonido difícil de asimilar
pero que al cabo se distingue
bajo esa textura
hostil, melodioso



sí, con una armonía en tensión...
como si se tratase de un zoom vertiginoso