El Diletante Guacho Fané

En el seno del sufrimiento hallé el sendero secreto del deleite...

domingo, noviembre 19, 2006

presente particular

voy caminando y entro al parque donde pasé los momentos más lúdicos de mi vida
estuvo cerrado durante algunos meses por refacciones
-este gobierno de repente
arregla todos los lugares públicos, sobre todo lo que más vi fueron las plazas
y que han plantado muchos árboles por las calles también…-
y lo que experimento es un sentimiento de reencuentro que nace solapado con el atardecer cada vez más veloz de este día
al reconocer en ese pino –el mismo que arrojaba las hojas con las cuales me pinchaba por jugar
a la pelota siendo una criaturita sobre ese sector del planeta- a una forma de vida que sintiera conocida…?


o
decirte que


la tarde había caído y vos te encontrabas en el parque
cuando estabas sentado en el piso empedrado con la espalda apoyada contra la subida en diagonal
-esa que tiene el Centenario que te lleva a la estatua de la mina alada-
y los árboles eran una figura recortada en cartulina negra
sobre el fondo violáceo de un cielo agujereado de estrellas
cuando mientras fumabas y mirabas el lago
donde se centraba la oscuridad de la escena, vos pensabas en lo que había dicho Juan,
“eso que dijo de actuar de acuerdo a los códigos…”


o

mejor

decir


que cuando estuvo él sentado,

cuando el viento le pegó
en la cara mientras fumó y
las pequeñas luces doradas que estuvieron suspendidas en el aire del otro lado del lago, más acá de los árboles
se volcaron desde allá a lo lejos sobre el agua
y se desparramaron hasta un poco más acá de la mitad
justo en la parte en donde los patos se movieron deslizándose suavemente
hasta que, repentinamente,
uno hundió la cabeza y se mojó el fleco...

y su mente divagó
hasta concluir
con una “casi” afirmación, por lo titubeante, que discurría
que quería vivir pensando en que cada cosa que le pasaba era única


y fue entonces ahí que súbitamente sobrecogido volcose el entorno de inmensidad atiborrada de su escatología
multireciclada, eclosiva, fosforencia siempre evanesciente
decantándole derecho sobre el centro del marote
y que él, desde su apartación, entonces, susurró

pensar que el ser humano no es más
que las respuestas que se pueden inventar
acerca de qué es lo que está pasando
en esto en donde estoy

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

...

continuá!

1:50 a. m.  
Blogger AbrazoLasSombras said...

no se me ocurre!

1:24 p. m.  

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