Escrito
Con toda esa asquerosa impostura a la que nos obliga el deseo; ¿cómo conocerse sin caer en el quietismo y el mutismo?
¿Cómo podes acceder a Ella de manera noble, sin hacer uso de esos recursos miserables que entran en juego en la competencia? ¡Como te duele sorprenderte en esas distracciones! Al fin y al cabo, te das cuenta de que lo único que te interesa es regarte el narciso para incrementar tu carga. Y ahora que te desespera verla tan impenetrable (sobre todo en lo trivial, estallando de risa con sus amigas) sentís que perdés todo tu peso y que todo ha vuelto a ser, como en todo, en todos y a cada rato, una performance para llevarte el premio y que, hablando desde lo esencial, esto se diluye inmediatamente sin dar batalla.
Le ofreces la inmensidad, ¿sentís realmente el desamparo y querés soportarlo con ella o es de nuevo tu chantaje?
¿Por qué siempre en estos casos caminas la ciudad y sentís asistir a las cosas como la primera vez, con esa extrañación, la misma de tu niñez?
Te parece percibir… estás convencido de cómo todas las personas están reprimiendo sus temores dirigiendo su energía a cosas insólitas. ¡Imposibles en este rato que tenemos!
Y esa otra gente que no puede elegir, encadenada por la circunstancia: ¡cuanto dolor!
Es un absurdo que aflora y es versionado según las sensaciones de……….. ¡mundanas!........ ¡que te venden hechas!
¿Y quien es el que busca la palabra para enmarcar la sensación salvaje? ¿Qué es lo realmente tuyo?
Ésta reflexión, tampoco tuya…
… ahí viene, lo apago y guardo la tuca
“Ochenta”. Sube un pibe (mas o menos mi edad) en su mundo y con un tubo en la mano. Los pasajeros desde sus asientos lo juzgan con semblante severo, pero nadie acota nada.
Desde la máquina y con un gesto que le desfigura el rostro, se pone a buscar un lugar para sentarse.
Un tipo de unos 45 años y cara gorda se anima y le dice si no le daba vergüenza subir en ese estado, con una cerveza, ¡y a su edad! Si estaba así a esta hora, ¿qué le quedaba para cuando sea grande más que ser un borracho desastroso?
- Es probable que pase esto que decís, pero si estoy como estoy es porque en este tiempo que me tocó me decidí a abrir los ojos, y a vos ya se te pasó la hora y no los abriste…
El pibe siguió hablando dándome la sensación de estar atrapado por el discurso. En un momento dijo algo como que “el espíritu es un bloque virgen que se talla desde 2 lados…”
Yo lo veía agitarse desde mi asiento y el pibe seguía exagerando, aunque en realidad…
¿Cómo podes acceder a Ella de manera noble, sin hacer uso de esos recursos miserables que entran en juego en la competencia? ¡Como te duele sorprenderte en esas distracciones! Al fin y al cabo, te das cuenta de que lo único que te interesa es regarte el narciso para incrementar tu carga. Y ahora que te desespera verla tan impenetrable (sobre todo en lo trivial, estallando de risa con sus amigas) sentís que perdés todo tu peso y que todo ha vuelto a ser, como en todo, en todos y a cada rato, una performance para llevarte el premio y que, hablando desde lo esencial, esto se diluye inmediatamente sin dar batalla.
Le ofreces la inmensidad, ¿sentís realmente el desamparo y querés soportarlo con ella o es de nuevo tu chantaje?
¿Por qué siempre en estos casos caminas la ciudad y sentís asistir a las cosas como la primera vez, con esa extrañación, la misma de tu niñez?
Te parece percibir… estás convencido de cómo todas las personas están reprimiendo sus temores dirigiendo su energía a cosas insólitas. ¡Imposibles en este rato que tenemos!
Y esa otra gente que no puede elegir, encadenada por la circunstancia: ¡cuanto dolor!
Es un absurdo que aflora y es versionado según las sensaciones de……….. ¡mundanas!........ ¡que te venden hechas!
¿Y quien es el que busca la palabra para enmarcar la sensación salvaje? ¿Qué es lo realmente tuyo?
Ésta reflexión, tampoco tuya…
… ahí viene, lo apago y guardo la tuca
“Ochenta”. Sube un pibe (mas o menos mi edad) en su mundo y con un tubo en la mano. Los pasajeros desde sus asientos lo juzgan con semblante severo, pero nadie acota nada.
Desde la máquina y con un gesto que le desfigura el rostro, se pone a buscar un lugar para sentarse.
Un tipo de unos 45 años y cara gorda se anima y le dice si no le daba vergüenza subir en ese estado, con una cerveza, ¡y a su edad! Si estaba así a esta hora, ¿qué le quedaba para cuando sea grande más que ser un borracho desastroso?
- Es probable que pase esto que decís, pero si estoy como estoy es porque en este tiempo que me tocó me decidí a abrir los ojos, y a vos ya se te pasó la hora y no los abriste…
El pibe siguió hablando dándome la sensación de estar atrapado por el discurso. En un momento dijo algo como que “el espíritu es un bloque virgen que se talla desde 2 lados…”
Yo lo veía agitarse desde mi asiento y el pibe seguía exagerando, aunque en realidad…
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