miércoles, de superacción!
12/07/06
Hoy me vi en una película de acción. En medio de un lugar común.
Ayer a la noche estábamos viendo con mi hermano ese programa que pasan por canal once, “La Liga”. Mirábamos un informe sobre la violencia en nuestra sociedad cuando el presentador (Malnatti) daba un recuento de las situaciones violentas y en el momento que nombró las “pequeñas violencias cotidianas” sucedió que mi hermano habló de una manera extraña. Y a mi me impactó. Esas son las peores..., dijo con la vista perdida, como pasando lista en su memoria, para luego a repetir con tono mitad firme mitad desolado: ... esas son las peores....
Ahora voy a contar lo que me pasa esta mañana desde que me despierto, si se quiere, de manera “objetiva”:
Me desperté a eso de las 8 para ir a laburar. Como es común, tenía mucho sueño, pero además me dolía demasiado la garganta. La sentía como rasguñada, no podía tragar. Me senté en la cama, pensé estas amígdalas ya me tienen las bolas llenas. Finalmente decidí quedarme acostado y despertarme más tarde para ir a ver a mi otorrino.
Me volví a despertar a las 11, llamé al médico. Atendía recién a partir de las 16.30. Marché para el laburo... lo veo cuando salga...
Me puse los auriculares caminé hasta la parada me subí al bondi llegué a Chacarita bajé caminé hasta la boca bajé las escaleras pasé el molinete me subí al subte hay uno sentado dormido todo despatarrado ocupando el lugar que en hora pico ocuparían 2 personas me siento a su lado está sucio de obra tiene barba crecida tiene una gorra con visera sucia saco el librito me pongo a leer.
Veo de refilón que al otro lado de la humanidad del durmiente también se ha sentado gente, pero no a su lado como yo, si no un poco más alejados. Parecían imantados por los barrotes del límite del largo sillón. O tal vez el magnetismo era otro: repelidos de este lado. Ha quedado libre entre el tipo dormido y la otra persona, un breve espacio que no alcanza para alguien de contextura normal (quizás si una minita. una flaquita). Una estación: no se sienta nadie. La segunda: levanto por un instante la mirada del libro: un viejo vestido de traje que empuña un diario sacude al que duerme a mi lado. No escucho lo que le dice. El desde ahora ex-dormido resopla y se acomoda perezosamente. El de traje se mete apretándose entre el ex-dormido y el último imantado. Intenta leer, al segundo se ofusca y llego a oir que dice escuchame, no te podés correr?... se ve que el tipo le dijo que no, porque el otro empezó a calentarse ah, no podés...?... sos un maleducado. Tenía cara de malo. de señor indignado.
Y el ex-dormido permanecía quieto todavía, hasta que de repente se enfureció y empezó a empujar al del traje, le arracó con fuerza el diario de las manos, lo hizo un bollo y lo tiró para un costado: vos sos el maleducado, qué te pensas que yo me rasco las pelotas a la noche?" “eh!... LA CONCHA DE TU HERMANA!!!”... “TOMATELAS PORQUE TE VOY A ARRANCAR LA CABEZA”.
El de traje se paró y empezó a tambalear. El guapo que había construido comenzaba a flaquear. La mina que yo tenía a mi otro costado: “quien es este loco?”. Ahora se paraba también el ex-dormido y recién entonces pude ver que tenía una cicatriz que le surcaba toda la mejilla, desde la oreja casi hasta la boca. Costado derecho. “Tomatelas porque te voy a arrancar la cabeza!!”. Hubo un murmullo. Lo empujó, lo echó. Vuelve a arrancar el subte, el tipo se deja caer a mi lado todavía efervesciendo. “A TODOS LES VOY A ARRANCAR LA CABEZA!!”... “PORTEÑOS LADRONES!!”.... “SON TODOS PUTOS... Y PUTAS!!!”........ “VOS CALLATE, GATO!”...
Ahora se retorcía en su lugar y resollaba. Golpeaba su cabeza contra el vidrio y buscaba una mirada que le diera lugar donde descargar su ira. Nadie se sentaba en el lugar vacante. De a ratos me miraba y yo me sostenía del libro. Él movía la cabeza. Volvía a estar sentado a sus anchas.
Pasaron las estaciones. Llegando a una de ellas se paró, tiró sus cosas sobre el asiento, se calzó enérgicamente la mochila, tomó su abrigo, y atravesó el camino de gente que se abría automáticamente ante su paso decidido.
Con el paso de las estaciones gran parte de los viajeros se fue renovando. Pero los que habían sido testigos no comentaban nada.
Yo leí un poquito.
Hoy me vi en una película de acción. En medio de un lugar común.
Ayer a la noche estábamos viendo con mi hermano ese programa que pasan por canal once, “La Liga”. Mirábamos un informe sobre la violencia en nuestra sociedad cuando el presentador (Malnatti) daba un recuento de las situaciones violentas y en el momento que nombró las “pequeñas violencias cotidianas” sucedió que mi hermano habló de una manera extraña. Y a mi me impactó. Esas son las peores..., dijo con la vista perdida, como pasando lista en su memoria, para luego a repetir con tono mitad firme mitad desolado: ... esas son las peores....
Ahora voy a contar lo que me pasa esta mañana desde que me despierto, si se quiere, de manera “objetiva”:
Me desperté a eso de las 8 para ir a laburar. Como es común, tenía mucho sueño, pero además me dolía demasiado la garganta. La sentía como rasguñada, no podía tragar. Me senté en la cama, pensé estas amígdalas ya me tienen las bolas llenas. Finalmente decidí quedarme acostado y despertarme más tarde para ir a ver a mi otorrino.
Me volví a despertar a las 11, llamé al médico. Atendía recién a partir de las 16.30. Marché para el laburo... lo veo cuando salga...
Me puse los auriculares caminé hasta la parada me subí al bondi llegué a Chacarita bajé caminé hasta la boca bajé las escaleras pasé el molinete me subí al subte hay uno sentado dormido todo despatarrado ocupando el lugar que en hora pico ocuparían 2 personas me siento a su lado está sucio de obra tiene barba crecida tiene una gorra con visera sucia saco el librito me pongo a leer.
Veo de refilón que al otro lado de la humanidad del durmiente también se ha sentado gente, pero no a su lado como yo, si no un poco más alejados. Parecían imantados por los barrotes del límite del largo sillón. O tal vez el magnetismo era otro: repelidos de este lado. Ha quedado libre entre el tipo dormido y la otra persona, un breve espacio que no alcanza para alguien de contextura normal (quizás si una minita. una flaquita). Una estación: no se sienta nadie. La segunda: levanto por un instante la mirada del libro: un viejo vestido de traje que empuña un diario sacude al que duerme a mi lado. No escucho lo que le dice. El desde ahora ex-dormido resopla y se acomoda perezosamente. El de traje se mete apretándose entre el ex-dormido y el último imantado. Intenta leer, al segundo se ofusca y llego a oir que dice escuchame, no te podés correr?... se ve que el tipo le dijo que no, porque el otro empezó a calentarse ah, no podés...?... sos un maleducado. Tenía cara de malo. de señor indignado.
Y el ex-dormido permanecía quieto todavía, hasta que de repente se enfureció y empezó a empujar al del traje, le arracó con fuerza el diario de las manos, lo hizo un bollo y lo tiró para un costado: vos sos el maleducado, qué te pensas que yo me rasco las pelotas a la noche?" “eh!... LA CONCHA DE TU HERMANA!!!”... “TOMATELAS PORQUE TE VOY A ARRANCAR LA CABEZA”.
El de traje se paró y empezó a tambalear. El guapo que había construido comenzaba a flaquear. La mina que yo tenía a mi otro costado: “quien es este loco?”. Ahora se paraba también el ex-dormido y recién entonces pude ver que tenía una cicatriz que le surcaba toda la mejilla, desde la oreja casi hasta la boca. Costado derecho. “Tomatelas porque te voy a arrancar la cabeza!!”. Hubo un murmullo. Lo empujó, lo echó. Vuelve a arrancar el subte, el tipo se deja caer a mi lado todavía efervesciendo. “A TODOS LES VOY A ARRANCAR LA CABEZA!!”... “PORTEÑOS LADRONES!!”.... “SON TODOS PUTOS... Y PUTAS!!!”........ “VOS CALLATE, GATO!”...
Ahora se retorcía en su lugar y resollaba. Golpeaba su cabeza contra el vidrio y buscaba una mirada que le diera lugar donde descargar su ira. Nadie se sentaba en el lugar vacante. De a ratos me miraba y yo me sostenía del libro. Él movía la cabeza. Volvía a estar sentado a sus anchas.
Pasaron las estaciones. Llegando a una de ellas se paró, tiró sus cosas sobre el asiento, se calzó enérgicamente la mochila, tomó su abrigo, y atravesó el camino de gente que se abría automáticamente ante su paso decidido.
Con el paso de las estaciones gran parte de los viajeros se fue renovando. Pero los que habían sido testigos no comentaban nada.
Yo leí un poquito.
6 Comments:
Estas cosas se ven siempre, y lo único que me viene a la cabeza es una frase: "están todos locos". Creo que esa frase es una especie de escudo, no sé cómo explicarlo.
Me gustó mucho.
sería mas bien "estAMOS todos locos"
vivimos en medio de una decadencia mal; cada día me doy más cuenta de que se va todo a la mierda, no funciona nada....
La situación debió haber sido una mierda. Lo narraste muy bien. Eso de "yo me sostenía del libro" me gustó mucho.
Cómo vamos cambiando..
Estuve leyendo tu "diario", no pensaba que te saldría tan bien contarnos tus días =)
No es tu fuerte contar, eso era lo que creía.
Saludos
te extraño en serio Carla
Está muy bien..
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