El Diletante Guacho Fané

En el seno del sufrimiento hallé el sendero secreto del deleite...

viernes, agosto 05, 2005

Mas de mis paisajes



Bueno, este es un poema que escribí hace un tiempo impulsado (y en un una especie de homenaje) por el Romancero Gitano de Federico García Lorca.
Mas puntualmente por el "Romance de la Guardia Civil Española" al que llegué luego de escuhcar una canción (Ciudad de los Gitanos) del
grupo español Marea. Grupo que recomiendo mucho por sus letras y su energía y que hace un rock con fuerza recibiendo influencias en principio un poco dispares, como ser Bukowski y el flamenco.

Romance a los Cartoneros

Los cartoneros se juntan:
noche fría, nubes blancas,
fogatas, flacos colchones
y una luna halogenada.
Juegan pateando esa luna
los cartoneros en patas
tienen inmune a la calle
los pies, sus sueños de lata.

El humo de los fogones
se mezcla al de marihuana.
El relente de la luna
baila hiriendo la velada
y está Jesús con los pibes
en la esquina de mi casa;
si no tatuado en un pecho
tiene que ser el que ataja.

Hoy canto a los que les duele
y, sin tiempo, ni reparan.
Se aferran a su ignorancia;
es que si lloran, no maman


Los perros cercan las ollas
que gimen sobre las brazas.
Los carros son esqueletos
envolviendo la ranchada.
Sopla igual fuerte el viento
indiferente a la helada.
El despiado conmovido
le da a una nena su manta.

La noche se aguanta a mate
al ritmo de una cumbiamba.
¡No entiendo como igual bailan
los cartoneros en patas!
Mi semblante se sorprende
con la luna halogenada
¡Es que es esa luna luna
la misma luna gitana!

Hoy canto a los que les duele
y, sin tiempo, ni reparan.
Se aferran a su ignorancia;
es que si lloran, no maman



Se desnudan los pudores
cuando despunta el alba.
La miseria y los sudores
van aceitando sus caras.
Saben que guardan las bolsas,
saben de la madrugada
que agrieta los corazones
si están vacías sus panzas

Hoy canto a los que les duele
y, sin tiempo, ni reparan.
Mi recuerdo con ustedes
en estas noches amargas.



Y bueno, para no dejar la intriga agrego lo de Federico:

Romance de la Guardia Civil Española

Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capes relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.

*

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.

*

Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido,
llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche
noche, que noche nochera.

*

La Virgen y San José,
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

*

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar, sin
peines para sus crenchas.

*

Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.

*

La ciudad libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando atrás fugaces
remolinos de tijeras.

En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios,
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la sierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

*

¡Oh ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.

¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.



Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capes relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.

*

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.

*

Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido,
llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche
noche, que noche nochera.

*

La Virgen y San José,
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

*

¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar, sin
peines para sus crenchas.

*

Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.

*

La ciudad libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando atrás fugaces
remolinos de tijeras.

En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios,
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la sierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

*

¡Oh ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.

¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.

miércoles, agosto 03, 2005

Ser un bardo...

Un bardo es, primeramente, en la jerga del barrio y una vez ahí, en su concepción mas seductora, un pibe que se delira... un turro. También podría decírsele un reo, el que hace culto de los excesos y lleva una vida desordenada ganándose los favores de las nenas malas que se beben los vientos de su desesperación totalmente arrebatadas por su desprecio a la sociedad y a la vida en si.
Hasta ahí nada insólito, pero me llama la atención el otro significado de la palabra, y la curiosa coincidencia. Bardo es la palabra que designa al poeta antiguo celta, o mas ampliamente a cualquiera de alta lírica. Inclusive es el adjetivo con el que aludimos, por ejemplo, a Shakespeare.
Entonces, un bardo, en conclusión y batiendo a punto nieve las ambigüedades, es para mi todo poeta maldito. Baudelaire, Rimbaud, Artaud, Bukowski,
Symns, Sabina y muchos mas que pueden leerse son ejemplares del “adjetivo” que descubro para la mencionada virtud autodestructiva: esa que significa sostener tal agitado ritmo de vida, y por sobre todo, esa que significa transitar la poesía hasta el desangramiento.

Ea! (...diría el aedo) Vengan, pues todos los bardos, que el infierno está encantador esta noche!

lunes, agosto 01, 2005

Buscando el límite...

La vida suele hacerte malo, y hay veces en las que lo único que quiero es hacer las cosas mal. El remordimiento es una cosa que nos enseñaron esos mismos que nos hicieron esclavos de la costumbre. Entonces me toca rehacerme, y probar de todos los venenos. No escuchar a nadie mas que el que habita en mi tan muerto, tan olvidado, tan oculto por esta que hoy es mi voz... Hay agujeros en la noche y en el tiempo por los que caemos a la luz de nuestra oscuridad reveladora. Ese día elegí hacer los socialmente malo, y después lo escribí en un soneto:

En plena tauromaquia de histerias
me meneaba acechándole sus fuegos
al multi-boludito Prometeo:
los acordes del tango "Mis Miserias"

Quien invade a estas horas tus arterias?
es el mismo al que siempre digo luego,
el velado que clama en grito ciego,
el que me aparta de la danza etérea

Dedos de rosa al chorro sin madera
Cierro la luz, seco mi corazón
y me exhibo como torpe pantera!

Mañana habría que pedir perdón
a esos que reclaman blancas banderas
disculpas?... me olvidé de esa canción