El Diletante Guacho Fané

En el seno del sufrimiento hallé el sendero secreto del deleite...

miércoles, noviembre 09, 2005

Los cirios de la muerte o la enseñanza de Heliogábalo

“Las almas obnubiladas concretan sus reivindicaciones en circuitos sensibles paralelos”
Antonin Artaud

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“Se producían fluctuaciones de mi personalidad con pérdidas del yo, sentía un temblor como una descarga que me asustó: ideas rebelándose en forma aterradora. No las nombré, por miedo de que existan. Pero sé bien que me acechan en el limbo ruinoso, con ansias de retorno desde las fragancias de un espeso aliento animal, para volver a alzar la voz.”
(Anónimo; testimonio de esquizofrenia inicial)






Hay veces que entiendo, espiritualmente, como ver mis movimientos, vacilaciones, desde que responden a argumentos tan extraños desde el único sentir.
Hay veces que entiendo, que hay una parte del espíritu que es ingobernable. Dándose en las identificaciones primeras, a la voz de mi vieja, tratando de moldear a la tormenta de mi existencia desesperadamente alucinada, y animal obedecedora al instintivo natural de renovación y reflorescencia.
El pulso prístino que es alumbrado en movimiento, ahí, bajo la luz filtrada por el ramaje en la vereda, en ese silencio en que me hablaban las partículas flotando montadas a los rayos del sol. Si... ¡es esa la imagen con la que transmite a la sensibilidad!
Ahí entendía en serio, cuando escuchaba esas palabras extranjeras, intenciones construidas a partir de un juego de sensateces (qué cosa fuera?), cuando el fuego diáfano de mi ente negaba decidido.
Esa es mi pradera inconsciente: la mente anonada, con gesto estupor. ¡De boca abierta!
Cuando me voy de mí, y me peleo de miedo, y para volver; hay luces ahí, y veo: la luz sin nombre para el simio aturdido.

el extraño material de toda esta realidad... mi tacto no recibe más que un timorato estímulo. ¿dónde están las superficies agresivas, las experiencias reconciliadoras?
… todas mis antenas están así, absorbiendo gotas en plena agónica sed

Se debilita mi sensibilidad, voy quedando entero capturado en este tubo de carne... y de piel hacia fuera, lo único que manejo de mi ser
energía direccionada de manera completa a las relaciones de exportación
es decir, abocado puertas adentro, mirada dirigida a la oscuridad de la fiesta, dándole el culo a la intemperie infinitamente abierta al sol que ofrece todo un día gris desde su desértica visión abismal, y de caída en lo absoluto del universo de lo vacío

Se consume la vela, y desde la brisa busca el huracán. ¡Da tu salto a la noche! ¡animal cobarde y traidor de tu único latir! Pinocho rebelde deseando la razón, solícito pulmón para la disnea del dolor

La fuerza mas potente del mundo es la que seca tus venas

Las sequías para los afluentes son los dioses Soles de la omnitud universal.
Si, yo voy a construirle altares al sol obsceno. Voy a erigir menhires porque ésa es la aspereza que se me revela.
Voy a ser el alejado que le da mecha a los cirios en la ceremonia de la muerte.
Voy a ungir mi desnudez con el aceite de las semillas más venenosas para danzar de embriaguez envuelto en la espiral del incensario en mi aquelarre solitario.
¡Si! ¡esta es la visión! la ebriedad es urgente: miel de hiel
y bailar en mi locura de frente al mar
o en mi Sahara
y así brillar,
¡negro como la plata!


Monoteísta es el poder portador de toda égida para hacer transcurrir a los parquitos lampiños y al resto de las versiones mas nobles y tanto mas perfeccionadas. Éstas, sumisas y escépticas ponderar la inutilidad del uso diplomático en la negociación con quien nunca muere. Le dan el cuello al collar. Acá se corre engrilletado colina arriba, en escape de la que vuela como el ocaso con su lúgubre poder de epidemia cósmica.

Y nosotros queremos presentarnos cuidando de las formas con delicadeza ante la ferocidad de la lucha descorazonada y sin piedad por tu debilidad. Cuidando la carne del moretón no hemos aprendido nada de la fuerza inclaudicable que puja a degüello ante las coerciones y sometimientos de la fuerza DEVENIR.

Atrapo, sí. Pero en mi libertad enajenada de molécula de sustancia de nube, algodonoza, retumbando en golpe seco contra las paredes del cuarto de ejecución. Donde me darán muerte con tortura china: cortándome la lengua, pinchándome los ojos, matando a algún amigo...
Robándome el fragor del dinamismo me vuelven a encerrar para el atrofio y la putrefacción: la disolución…
Me deshice a causa de mis concesiones, me robaron la cápsula transparente que contuvo al estaño líquido de mi psique. Me soplaron para que me enfríe; yo que nací al rojo vivo, lo permito. De incandescencia cinábrica a cotidiano espíritu lobotomizado...

Cerrazón

Es ya el atardecer, el cielo luce encapotado
y amarillo
Se respira el calor eléctrico:

no llamar a nada por su nombre
si no de otra manera
y con un gemido


Por último y para siempre:
¿Quién adivina el color de las lágrimas?

martes, noviembre 01, 2005

La Vauquita es algo aparte

Vauquita:
Ambrosía!
sos sedimento de mil besos,
la flor de pétalos de fuego
de la soledad
la droga del asceta
y el amor ambivalente del alma acorazada!

Yendo por la vía de tu dulzura
láctea
me reconozco herido de muerte
anestesiado

Libo de tu animal corola ardiente
como un ternero bebiendo el jugo seminal
sos cariño de madre para mi angustia,
Vauquita sos
la cocaína de quien no abandona la niñez!